80 millones de personas presenciaban el momento. La pequeña Hye-rim juntaba sus manitas con ansiedad, las llevaba a su rostro y salía llorando rápidamente del salón. No soportaba ver a su papá así. Su padre se encontraba realmente desesperado, enfrentando el reto más importante de su carrera.
Por primera vez Se-dol Lee no sólo representaba a su país, sino a toda la Humanidad. Tan sólo unas horas antes se sentía absolutamente seguro de su victoria, pero sus 18 campeonatos mundiales no podían prepararlo para lo que estaba por venir. Se frotaba las manos con nerviosismo. En sus ojos se percibía la molestia, el asombro y la impotencia que le invadían. Se encontraba en su tierra, Corea del Sur, cuando el campeón mundial invicto de un juego llamado “Go”, perdía ante un adversario único; una máquina llamada AlphaGo. Era el 8 de marzo de 2016.
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